José Joaquín Trejos Fernández

Gracias Costa Rica; que tanto queremos unos y otros. Pido a Dios que siga prodigándonos sus bendiciones.




Síntesis biográfica

José Joaquín Trejos Fernández nace en la ciudad de San José el 18 de abril de 1916 y muere en esta misma ciudad el 10 de febrero de 2010.

Hijo de Juan Trejos Quirós y Emilia Fernández Aguilar, fue el tercero de seis hermanos: Aurelia, Eugenia, Virginia, Agustín y Cristina.

Realizó su educación primaria en la Escuela Juan Rafael Mora y en la Buenaventura Corrales (Edificio Metálico) donde concluyó sus estudios. Su educación secundaria la realizó en forma autodidacta.

A la temprana edad de trece años empieza a laborar en las empresas familiares y continúa con la preparación académica en matemáticas y estadística, siempre de forma autodidacta, hasta que en el año 1943 es llamado a formar parte del grupo de profesores de la Universidad de Costa Rica.

El 30 de agosto de 1936 contrae nupcias con la señorita Clara Fonseca Guardia, con la que procrea cinco hijos, Diego, Juan José, Humberto, Alonso y Álvaro.

En el año 1943 fue cofundador de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Costa Rica, además fue cofundador de la Facultad de Ciencias y Letras en el año de 1957.

De 1946 a 1947 realiza estudios de postgrado en la Universidad de Chicago en Matemáticas y Teoría Estadística. Disciplinas que impartió por más de veinte años en la Universidad de Costa Rica.

En 1950 es nombrado miembro de la Comisión para la reforma universitaria, y posteriormente se funda la nueva facultad de Ciencias y Letras, que pasa luego a ser la Facultad de Humanidades.

Fue elegido Decano de la facultad de Ciencias Económicas en 1952 y reelecto en 1955.

Nombrado vicerrector de la Universidad de CostaRica en 1956.

En el año 1957 fue nombrado Decano de la Facultad de Ciencias y Letras, cargo para el que fue reelegido en el año 1959.

En los años 1961 y 1962 forma parte de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica.

En 1965 renuncia a su cargo en la Universidad para asumir la candidatura presidencial por la coalición de Partidos Unificación Nacional.

En 1966 asume la Presidencia de la república por un período de cuatro años, el cual concluye el 8 de mayo de 1970.

En el año 2006 es declarado Benemerito de Patria por la Asamble Legislativa de Costa Rica.

Escritor de libros de textos y numerosos artículos, mensajes y memorias, vale la pena mencionar entre ellos Reflexiones sobre la Educación, Reflexiones Políticas, Ocho años en la Política Costarricense, Ideas Políticas Elementales, y su autobiografīa Por Esfuerzo Propio.

Esencia del pensamiento político

Ya se sabe, según lo expresó don José Joaquín, que no ha sido fácil para los seres humanos pasar a la acción, lo mejor de las concepciones ideales, a la mejor forma de organización política como lo es la democracia, ya que esta debe ser una democracia abierta y pluralista con un gran sentido de respeto por el ser humano y por la libertad.

No hay manera alguna, decía el profesor Trejos Fernández, de pensar, que la democracia se pueda cambiar por algún otro tipo de gobierno, al contrario, se deben buscar otros modos para perfeccionar la democracia, siendo uno de ellos, la ética, entendiendo por ética, según sus palabras, no lo que nos conviene personalmente sino aquella que trasciende lo individual para abarcar los derechos y deberes del hombre como ente social, porque una sociedad más justa y apacible es aquella en donde prevalece la dignidad trascendental del ser humano; y es aquí donde don José Joaquín menciona algunos de los puntos más importantes y vastos de su discurso: la vida del hombre en comunidad, la igualdad de oportunidades entre los seres humanos y el deber del Estado porque esa igualdad predomine en la sociedad.

Inspirado en los grandes pensadores del Siglo de las luces o Ilustración, Monstequieu, Diderot y Rosseau, solo para mencionar algunos, quienes aportaron teorías políticas y filosóficas para el progreso de la sociedad tanto en el ámbito de la razón y la ciencia como en los sentimientos; don José Joaquín, estudioso y lector incansable, desborda su discurso con tres pilares fundamentales de la Revolución Francesa, igualdad, fraternidad y solidaridad, refiriéndose a cómo deben estos principios manifestarse en la solidaridad social e involucra en su reflexión al amor, describiéndolo como la fuerza espiritual más poderosa del mundo.

Otro aspecto muy importante para destacar y el cual era uno de los pilares más fuertes del pensamiento de nuestro ilustre don José Joaquín, era el del esfuerzo propio, pero no solo se refería al esfuerzo propio de una sola persona sino al de los pueblos, al desempeño de la participación popular en las comunidades por medio de las asociaciones de desarrollo, las cuales fueron fundadas y fortalecidas en su gobierno.

Por esta razón se fortalece la teoría de que el estado no puede actuar solo, es decisiva la participación en las decisiones el esfuerzo propio de las personas y las comunidades, y lo dijo muy claro, hay que dejar de ser pasivos y ser más activos. Un estado debe respaldar el crecimiento individual y en comunidad del ser humano sin que sea necesario para esto agrandar el estado para que sea proveedor.

Un pueblo necesita desarrollo, no dádivas, la idea de una redistribución de la riqueza ha caído en descrédito pues esto no es suficiente para que los menos afortunados sean felices. Los pobres, los pueblos, los seres humanos, lo que necesitan son oportunidades de trabajo para ganarse con dignidad el sustento diario. Y es responsabilidad de los que gobiernan velar porque su pueblo reciba los beneficios de acuerdo a su esfuerzo y capacidad.

Si queremos ser retribuidos de una forma justa en nuestro trabajo debemos procurar nuestra propia superación y la de los nuestros mediante el esfuerzo propio por la vía de la educación y no de las armas, la guerra o la violencia. Esto no es solo para el ser humano en forma individual sino para las naciones como un todo.

Si bien nos estamos refiriendo a un discurso escrito hace más de cuarenta años en nuestro país, es importante recordar como ya, para esa época se mostraba don José Joaquín Trejos preocupado y manifestaba la necesidad de que el estado debía intervenir en nuevas áreas como lo son la contaminación del ambiente, el agotamiento de los recursos naturales y las fuentes de energía, la deforestación, el crecimiento desorbitado de la ciudad y como se debía de prestar especial atención a los enemigos de la democracia, la demagogia, el libertinaje y una sociedad homogénea, siendo el antídoto para esto la educación y la información verdadera que tanto se facilita hoy con los medios de comunicación.

Otro aspecto que prevalece en su discurso es el sentimiento humanista y cristiano reflejado en el amor al prójimo como principio más importante para luchar por el progreso y la justicia en los seres humanos.

Defensor invaluable de los derechos humanos, porque tal y como él lo decía, los derechos propios e inalienables de cada persona están por encima de los estados y por consiguiente traspasan los ámbitos de las soberanías nacionales, deben ser reconocidos universalmente y objeto de la protección internacional. Pero no se debe olvidar que cada derecho conlleva un deber y que así como anhelamos el respeto a nuestros derechos también debemos brindarlo al prójimo, pues si anhelamos justicia plena también debemos ser justos.

Además, en sus discursos políticos don José Joaquín siempre tenía hermosas palabras para referirse a su pueblo, a su forma de ser, al cual consideraba como un pueblo que tiene inculcado en lo más hondo de su ser las ideas y los sentimientos relativos al amor al prójimo y a su patria. Cada niño, cada joven, cada adulto se sabe responsable de forjarse su propio destino y que el mejor camino para lograrlo, nos lo recuerda otra vez, es la educación.

Asimismo, en un plano más amplio y en términos del desarrollo humano nos recordaba como la aspiración del hombre americano ha de ser también de justicia, de la más plena justicia que es la que comprende la justicia social, porque el fundamento principal de esta es el respeto a la dignidad humana y a la protección del más débil frente al más fuerte, por lo tanto se debe cuidar la libertad porque es imposible concebir dignidad en un hombre sin libertad, y esta debe ser para hacer el bien.

Y termino este artículo in memoriam de don José Joaquín con la frase que más penetró en mi corazón de todo su discurso: LOS CAMBIOS EN LA HUMANIDAD NO PUEDEN ESTAR SEPARADOS NUNCA, DE LA LIBERTAD, DE LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD”.